Compartir en la República de la Muerte
Para compartir y unirme le van las mías, bueno, unas de las tantas que sé, he escuchado y he vivido:
"en vacaciones de semana santa de este año, asaltaron a una gente queridísima: papa lilo y mama clarissa, iban con el nieto al boquerón llevando a unos hermanos lejanos a reconocer sus tierras olvidadas por culpa de la guerra. Al asaltarles, el ladrón se descuidó y se le soltó un tiro en la pierna de papa lilo. Hoy sigue con sus enormes esfuerzos por recuperar su vida... El niño de 2 años tuvo su primer encuentro con la violencia y no creo que lo olvide".
"en la trabazón de siempre, por esa calle donde nos atascamos todos y todas, allí a la vuelta, donde también se ponen a vender cd´s y donde también hay huelepegas, iba con mi madre al doctor y ese niño huelepega que tampoco sabe muy bien en cuál de todas las esquinas está ahora, se metió por el vidrio del carro y amenazó con un cuchillo a mi madre para que le diéramos el celular"
"en la siguiente trabazón de la otra esquina, la que se pone peor que la otra, pero a otra hora, mi amiga la chiquitilla estaba hablando con su mamá, porque no estaba muy bien de ánimo y aprovechando el rojo del semáforo le daba un par de palabritas bonitas para alegrarle el día, mientras un desconocido se le ponía en el vidrio cerrado con una pistola diciéndole lo puta que es su madre si no le entregaba lo que tenía mientras su mamá lo escuchaba todo y se conformaba con esperar el siguiente llamado de su hija... talvés en el siguiente semáforo lograba bajarse y pedir que le prestaran un teléfono para decirle que estaba bien".
Creo que son interesantes los recuentos... pero también lo que ha generado como opiniones. Para eso, le comparto lo que escribí cuando murió mi hermana, porque lo que más me golpeó fue lo insensible de la gente ante la muerte, por la cantidad de muertes a las que se exponen diariamente....
Paola Lorenzana
Nathalie Michelle Lorenzana Godínez. Ese es su nombre. En el accidente del 28 de julio de 2005, de las 12:30pm, en la carretera de Oro, cuando iba a dejar a nuestro sobrino de 5 años, ella quedó inconsciente. Trauma cerebral severo. Coma.
El niño dio los datos, los números de nuestra otra hermana, su mamá. A su tía Nathalie la llevaron al hospital Zacamil. Escribían su nombre en la orden para el TAC y ver qué tan lastimado estaba su cerebro. No lo pudieron hacer por su estado. Su nombre estaba mal escrito.
Los policías llegaron a pedir datos, de una vez aconsejándonos y muy condescendientes. Nos explicaban cuánta culpa tenía el sr. Conductor del camión que arrastró a todos los vehículos de la cola del redondel que esperaban a que estos mismos policías y sus compañeros hicieran su trabajo: hacer fluir el tráfico luego del primer accidente al otro lado, hacer que los que venían en una carretera abierta redujeran la velocidad y se integraran a la cola… Nada de eso habían hecho, ni hicieron.
Los policías me preguntaron los datos de mi niña. También escribieron mal su nombre.
El Dr. Olivares, en el hospital Zacamil estuvo pendiente de mi hermanita y de darnos, a mi pareja y a mí, los avances que no habí a. Me preparó para lo que venía. Al final, me dio la noticia: Nathalie había muerto. Los ojos del doctor estaban llorosos, su gesto, ahora, me da un poco de consuelo. En un hospital a donde llegan decenas y decenas de accidentados/as, golpeados/as, heridos/as, enfermos/as, él tuvo la deferencia de decirme siempre la verdad y compartir, en lo posible nuestro dolor. Su sinceridad desde el principio, cuando todaví a tenía signos vitales, me permitió seguir asumiendo lo que mi madre había dejado en mis hombros: recibir todo de Nathalie, recibir la noticia, darla, de reconocer su cuerpo, prepararla, protegerla de curiosos, cuidarle su cuerpecito y las últimas impresiones que dejarí a en este mundo.
Le agradezco a los fotoperiodistas de la Prensa Gráfica, no haber tomado fotos cuando la policía otra vez tomaba mis datos y ahora, los datos de la fallecida y nos confirmaban que hasta el tablero del vehículo deshecho se habían robado en el lugar de los hechos…
Estos policías volvieron a escribir mal su nombre…
Nathalie murió alrededor de las 3:00 pm. Para que nos entregaran su cuerpo era necesario que llegara Medicina Legal y la Fiscalí a… Nos auguraron una larga espera. Hay tantos muertos/as en este país que una más es un esfuerzo, una fatiga, es una espera impuesta. Y esperamos. Una abogada, amiga de mi mami, tiene una amiga en la Fiscalí a y gracias a los ruegos y favores en cadena, se logró una llamada telefónica que obligó a los designados a movilizarse antes de lo solicitado.
Así se logró que el procedimiento de la morgue fuera un poco antes de lo mal augurado, igual esperamos.
Frente a la morgue, para reconocer su cuerpecito, tuve que esperar a que un encargado de turno (eran las 7 de la noche más o menos) abriera esa puerta frí a, me la enseñara y al fin la pudiéramos llevar a la funeraria. El señor encargado del Hospital Zacamil no llegaba. Era encargado de cobrar, abrir puertas, cerrarlas, autorizar, etc, etc… enojado apareció y pude cumplir con seguir cuidando a mi colochita.
En la funeraria, la insensibilidad natural de los encargados terminó de frustrarme y dolerme… en esos momentos todo duele. Hay tantos/as muertos/as en este país, que todo se ha vuelto un trámite.
A la entrada del salón "Eternidad", en la ficha donde anunciaban que ella estaba allí, su nombre también estaba mal escrito.
Despedimos su cuerpo en la funeraria. Del Externado San José, mis amigas llevaron al Padre Cubías… Nos habló de la esperanza, una esperanza comprometida con esos nombres que a diario están mal escritos, pero que son una cifra exacta de la violencia. Una violencia generalizada, un actuar ilegal constante, un construir irresponsablemente, un dirigir país superficialmente.
A diario se cruza una calle debajo de la pasarela, a diario se estaciona donde está prohibido, se cruza a la izquierda donde no se puede, a diario se meten a nuestras casas, nos apuntan con pistolas, nos agreden en las calles, a diario nos roban un buenos días, un buenas tardes o un favor, por miedo y, ahora, por costumbre…
Esto hicimos para despedir a Nathalie : reflexionar sobre nuestra responsabilidad en nuestra forma de convivir.
En su entierro, sus 22 años se sintieron con la llegada de tantos jóvenes, amigos y amigas. Allí, también estaba mal escrito su nombre.
El 2 de agosto, la historia siguió. Nuestra otra hermana, en la vista pública, tuvo que aclarar que a pesar de la rutina, nosotras no llegábamos a negociar por la vida de mi hermanita.
"1000??? Eso vale la vida de su hija???" Algo así fueron las preguntas en la vista pública.
Nathalie no tiene precio.
Ese procedimiento fue igual de doloroso, no pude acompañar a mi mami y hermana, porque no tenía fuerzas para enfrentar lo que otros abogados decían: "La familia de la fallecida nos afectó al pedir tan poquito"
Tan poquito… Es poquito lo que se puede hacer ya para superar la muerte de mi hermanita, es nada…. Hasta mucho hizo mi mami con participar de ese trámite más.
Cada muerte, cada accidente, cada dolor, ahora es un trámite.
El 3 de agosto, la noticia en los periódicos era irónica: "ni eso se le prohibió"
Así decían cuando explicaban que mi familia, la familia doliente, la de la fallecida, habí a conciliado con el motorista del camión.
Su nombre, en todas las noticias, también estuvo mal escrito.
Qué más se puede hacer en este país? Ensañarse con quien venía manejando a gran velocidad, exprimir a otro ser que también está inmerso en este caos de vida?? Quién está exento de esta violencia? Eso puede ser una compensación para otros, para mí, mi madre, nuestra otra hermana y mi sobrino, no significa nada.
Nathalie quería ser abogada, presidenta del país, decía que para cambiar las reglas del juego. Creo que fuimos justas. ¿El señor responsable del 2º accidente tení a que pagar más? Quizás. No nos importa.
En nombre de Nathalie Michelle Lorenzana Godínez, mi hermanita de 22 años que murió el 28 de julio en el hospital Zacamil luego de haber sufrido un accidente a las 12:30 pm cuando estaba detenida la marcha de su vehículo, les agradecemos a quienes se salieron de su modorra habitual al ver un accidente más y sintieron su muerte,
Condenamos la ineficiencia de la policía,
Perdonamos a quien le arrebató su vida,
Les cuestionamos y nos cuestionamos sobre nuestra propia irresponsabilidad al manejar, al ver cuando construyen carreteras que traen más peligros con sus soluciones, al permitir e incurrir en hechos que afectan a otros/as, al convivir y quedarnos en silencio.
Ni Nathaly, ni Natalia, ni Natalie.
Nathalie Michelle, murió y su nombre es difícil de escribir para todos, pero más difícil es para mí porque es su nombre."
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Noche eléctrica azul -