haber recibido la noticia de la muerte del artista panameño Gustavo Araujo, no dejó de hacerme sentir aludida... no pude evitar pensar en sus hermanos, en su mamá... en su familia... en sus amigos y amigas...
al mismo tiempo que escuchaba la noticia sin querer escucharla, preparaba mi vestuario para ir a ensayar mi pieza creada en homenaje a nuestras muertas... una pieza que nació primero por la muerte de mi hermana menor... pieza que fue creciendo y a mi muerta, se fueron uniendo las de otras familias. Así, pensando sin querer pensar, me iba con la noticia de esa nueva muerte...
he intentado no pensar, no identificarme, no sentir nada, no asociar nada, no racionalizar, no dedicar más tiempo a otra muerte, porque las ausencias de cada uno/a ya son suficiente como para cargar con las de otros, y más las de otros países...
de una, de la mía, surgió mi necesidad de hacerlo por la de otras personas, porque más me daba cuenta que no se vuelve a ver el rostro de alguien de la misma manera que ahora lo veo... no puedo evitarlo, aunque me haga revivir el dolor. Solo alguien que ha vivido lo mismo que una, sabe ver en los demás que ya lo vivieron o lo están viviendo.
hoy... a más de 20 días de la noticia de la muerte de Gustavo, decidí leerla, busqué su historia, sus imágenes, sus textos, busqué para encontrar un poco de paz, porque no querer pensar me hacía reforzar la memoria de mi hermana: una joven de 22 años amada por medio San Salvador, talentosa, carismática, envolvente, enamoradiza, apasionada y con ganas de comerse el mundo... también ella se fue en su momento, a causa de un accidente.
no querer pensar en la historia de este artista panameño, me hizo pensar más en ella, aunque nunca la olvido, pero saber que alguien más va a vivir un momento como ese que vivimos en aquella ocasión, me desvela los sueños, porque más recuerdo las preguntas que tampoco quiero recordar: cómo decirle a una madre que su hija murió? cómo la vida te deja en este mundo después de perder a alguien que era parte de vos? cómo volvés a retomar la vida cuando creés que hay personas que realmente no debieran seguir aquí, mientras esa persona no está.... y ninguna pregunta tiene que ver con las que ya me hice y sé que no tienen respuesta, ahora las preguntas son para mí, tienen que ver con lo que me sigue tocando vivir, con lo que le deja a una la ausencia... no hay motores que se apaguen, ni horas que retrocedan, mucho menos hay momentos que decidiste no vivir porque creías que se tenía más tiempo... esas preguntas ni se preguntan, esas siguen allí sin tener respuesta...
y de nuevo me regreso a ese mundo interior que es el único que sabe cómo realmente queda la vida de quienes estamos acá... quedamos acá. Y de nuevo no quiero pensar en este artista, no quiero dedicarle nada a él o a su familia, porque ya sé que eso no va a ayudarles en nada...
yo sigo regalándole a mi madre un poco de lo que ya no necesita porque no soy Nathalie...
sigo escribiéndole en silencio y dedicándole mis danzas a espaldas de cualquier público, solo para ella
están allí las horas con mi doctor, intentando complementar los procesos
permanecen sus ojos en mis noches, porque cada vez se me va volviendo sueño
no se borra el día de su muerte, nada, ni un segundo de esos días y esas madrugadas se me borran...
no sé si decir "lo siento", ayuda... a mí me duele saber que alguien ha sentido lo mismo que yo... pero aunque no ayuda, sí acompaña...
y este montón de letras que no quería escribir, porque estaba evitando revivir, solo son para decir: lo siento. Familia Araujo, lo siento.